Las competencias de los Técnicos de SST o PRL (Seguridad y Salud en el Trabajo o Prevención de Riesgos Laborales), constituyen los elementos diferenciadores y decisivos, no solo para la elección del mejor candidato en un proceso de selección, sino para poder desempeñar sus funciones de forma eficiente alcanzando los objetivos que se propongan en la Organización.
Independientemente de las competencias básicas y específicas que un Técnico de SST o PRL haya podido adquirir durante su fase inicial de formación de los contenidos del Real Decreto 39/1997, es vital hacer hincapié sobre las competencias transversales, ya que estas solo se alcanzan como manifestación de la práctica, la experiencia y tras una formación determinada sobre ellas.
Entre todas las competencias transversales, las que considero imprescindibles para incluirlas dentro del perfil profesional del puesto de trabajo de Técnico de SST o PRL, son la siguientes:
- Habilidades de Comunicación. Mostrando la versión más natural, directa y sencilla durante la interlocución, mirando a los ojos del trabajador y cuidando el lenguaje no verbal.
- Habilidades Sociales: Empatía y Asertividad. En posición o modo de escucha activa, para poder entender y compartir los sentimientos / emociones del trabajador, posicionándose junto a él para ser franco, sincero y directo.
- Técnicas de Negociación. Con capacidad para gestionar conflictos y situaciones con intereses contrapuestos utilizando herramientas para influir sobre los trabajadores alcanzando una solución satisfactoria.
- Técnicas de Formación. Utilizando diferentes métodos, entre ellos poder involucrar a la cadena de mando en la impartición de contenidos y experiencias, de esta forma el trabajador se motiva exponencialmente para el aprendizaje.
- Inteligencia Emocional. Identificando, interpretando y controlando las emociones propias para poder controlar la de los trabajadores, actuando de forma constructiva y positiva.
Las competencias son tan importantes como los conocimientos, aunque tradicionalmente parezca que sólo estos últimos son los que atribuyen valor o cualificación a un profesional de la Prevención.
Desde mi punto de vista es justo al revés, es decir, aunque lo ideal es que ambas deben ir de la mano, las habilidades y las competencias son decisivas para la consecución de las metas que nos propongamos.